Reflexión de mi primera Eroica

La Primera Edición de la La Eroica Hispania. Una semana después de la celebración de la marcha, aún con un regustillo en la boca a tierra de los caminos y del olor a azufre de las viñas, sólo puedo decir cosas positivas de la experiencia. Pero si hago fiel memoria de la aventura me salen cosas que son dignas de contar para que quede constancia y sepamos a lo que nos enfrentamos en siguientes ediciones y no caiga en el olvido.

La Eroica no tiene este nombre por casualidad, o porque queda bien al relacionarlo con una carrera de bicis retro, sino por lo épico y duro de la prueba. Es realmente heroica, y los que la completan son verdaderos héroes, sin duda.

En todas las carreras y marchas se sufre, pero he de decir que en esta posiblemente en la que más. La distancia (198km el recorrido largo) el desnivel (con más de 3.300 m) de un sin fin de subidas y bajadas, y con alrededor de un 40 % del recorrido por caminos, pistas sin asfaltar y con piedras de punta, ha hecho que la Eroica en su versión española sea la más exigente y la más dura de las marchas retro que existen.

Por prisas y no informarme adecuadamente, bien por ser novato, bien por tener ideas o referencias equivocadas, la Eroica Hispania me ha pillado por sorpresa, y no sólo a mi, sino a muchos otros, sobre todo a los que participamos por primera vez en una "Eroica". Aunque contrastando con otros participantes en la Edición Italiana y en la Británica, sin duda la española ha sido la más dura de las duras.

Nada de un paseo en nuestras bicicletas clásica retro, nada de postrero clásico, para mi ha sido una marcha tipo carrera/reto pero a la antigua usanza. Como eran antiguamente, carreteras rotas sin asfalto, donde los pinchazos y las roturas de cubiertas era lo más normal de la jornada. Carreras donde el polvo de los caminos se metía hasta los oídos y donde las lágrimas limpiaban dejando profundos surcos en la piel. Carreras de autosuficienca, de destreza, de orientación, de resistencia y de mucha técnica. Yo creo que este es el espíritu que busca la Eroica, una lucha contra los elementos, con un medio simple, robusto y pesado: la bicicleta de antes de 1987.

Aunque la bici con la que participé, una Peugeot del 86, es una bicicleta ya más definida al actual concepto de ciclismo de carretera que conocemos actualmente por el Tour de Francia, con cubiertas finas de 23 y recorridos 100% por carreteras asfaltadas, se quedó un poco desfasada a la época rememorada. La Eroica defiende un ciclismo más antiguo todavía, a los orígenes del ciclismo competitivo. Con máquinas robustas y duras, acordes al tiempo de terreno, con cubiertas de 25 ó más y con repuestos, cubiertas y cámaras, a más no poder cruzadas en la espalda.

Aun así, ha sido una prueba de las más duras a las que he acudido pero una de las que mejor sabor de boca me ha dejado y de la que ya estoy restando minutos para volver y repetir en la siguiente edición.

Muchas cosas tendrá que mejorar la organización, pero estoy seguro que lo harán en siguintes ediciones. Estoy seguro que con su propia experiencia lo irán haciendo. Todos los comienzos y primeras veces tienen fallos y defectos. Por mi parte nos los voy a citar ni evaluar puesto que como organizador de pequeños eventos sobre bicis, mi reflexión está sesgada y en muchos casos hasta justificada las faltas a favor de la organización. Por esto me gustaría compartir esta crónica realizada por el experimentado autor de Nómada 2015 - www.randoneur.blogspot.com con buen ángulo y punto de vista.

Por mi parte, nos vemos en la siguiente, y desde Madrid otra vez.