Nos levantamos a las 6.00 am para coger el autobús a Reykjavik. Amanece todo cubierto con una espesa niebla. No nos podemos despedir visualmente del volcán Snafellsjökull pero lo tenemos en mientras memorias.
En el camino a Reykjavik, tras pasar a otro autobús mas grande, nos juntamos varios cicloturistas, con lo cual el bus va algo lleno. Incluso en una parada vemos como el conductor del autobús tiene que decir a dos cicloturistas mas que no caben. Esto supone la posibilidad de que en algún punto nos hubiéramos quedado sin conexión y sin que nos hayan salido tan bien los planes como nos han salido.
Ahora a disfrutar un poquito se Reykjavik.
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